CARITA DE DIOS, UN DESTINO ÚNICO.
Eran las 9:45 de la mañana de un día sábado y me encontraba esperando el bus que me llevó al recorrido cultural de la maravillosa capital del Ecuador, y aunque el frío era notable para una persona de la costa, los pequeños rayos de sol hicieron que el clima estuviese a una temperatura familiar.
La señorita que atendió la boletería del “Quito Tour Bus”, me dijo que éste llegaría a las 10 de la mañana, por lo que tuve que esperar alrededor de unos 15 minutos. Estaba impaciente, pues era la primera vez que visitaba Quito, y en el momento que leí su historia, sus costumbres y los diferentes lugares culturales, ya quería descubrir al menos una parte de lo que conserva la ciudad; las personas que observé a mi alrededor llevaban consigo ropa no tan abrigada, algunos aprovechaban la mañana para hacer ejercicio en el Parque “la Carolina” y otras solo empezaban su rutina diaria de trabajo en la Avenida Naciones Unidas.
El Bus llegó a la hora programada y elegí subir al segundo piso para tener un mayor panorama de la ciudad; el guía del bus dio la bienvenida, empezando el trayecto con una breve información, dijo que en 1978 Quito fue la primera ciudad declarada Patrimonio Cultural de la Humanidad por la UNESCO y que en los años 2013 y 2014 fue ganadora del premio “Destino Líder de Sudamérica”.
Una vez iniciado el recorrido, el bus continuó por la Av. Los Shyris, pasando por el Jardín Botánico, la Mariscal y el Ejido, en este lugar se encontraban el Mercado Artesanal y el Museo Nacional de la Cultura. El Museo me mostró una inigualable exhibición de vestigios de las primeras culturas del territorio ecuatoriano y cuadros de arte contemporáneo y moderno. El guía argumentó que en este lugar se hallaban las salas de exposiciones de Miguel de Santiago, Eduardo Kingman, Oswaldo Guayasamín, Manuel Rendón Seminario y Víctor Mideros.
Luego de unos 45 minutos de haber iniciado el recorrido, el bus hizo una parada en el centro de arte contemporáneo, en donde pude disfrutar de las artes contemporáneas visuales, y una gran variedad de expresiones artísticas. A su vez, el bus también realizó una parada en la famosísima Iglesia “La Basílica”; esta iglesia sin duda fue uno de los trabajos más importante de la arquitectura neogótica ecuatoriana y también una de las más representativas en América, además, estaba adornada de gárgolas que llaman mucho la atención, no solo por sus diseños, sino por lo que éstas simbolizaron, y según leí en el folleto de guía, las figuras estaban inspiradas en la fauna del país, entre ellos animales como armadillos, iguanas y tortugas de las Islas Galápagos.
El reloj marcó las 11 de la mañana y llegué a la siguiente ubicación, la Iglesia “la Compañía”, esta obra fue una de las más emblemáticas del barroco en el Ecuador, dado que su fachada estuvo realmente fascinante, anteriormente había indagado acerca de la arquitectura que poseen algunas esculturas de Quito, pero verlas era totalmente único, porque con tan solo observar su interior me maravillé con el brillo del pan de oro.
Algo curioso en este recorrido, era que muy cerca de la iglesia “La Compañía”, se asentaba el Museo Alberto Mena Caamaño, conocido también como Museo de Cera, en el que una de sus salas denotó el asesinato a los patriotas quiteños el 2 de agosto de 1810. Asimismo, no muy lejos de allí, se encontraba la calle de las Siete Cruces, este lugar se bautizó de esa forma, debido a las Siete Iglesias que la conforman: Santa Bárbara, La concepción, La Catedral, El Sagrario, La compañía, El Carmen Alto y el Hospicio San Lázaro.
Llegando a la mitad del recorrido, el punto de descanso fue el mirador “El Panecillo” o “Shungoloma”, ésta era una elevación de más de 3.000 metros de altura, llegar a la cima fue muy significativo, debido a que visualicé la ciudad, y la contemplé, aún mejor, cuando subí al monumento “Virgen del Panecillo”; pues se dice que esta escultura fue realizada por Bernardo de Legarda, la misma que fue edificada con 7.400 piezas de aluminio. ¿Interesante, verdad?
Era el medio día y nuevamente me embarqué en el trayecto, ahora pasé por el Bulevar 24 de Mayo, sitio que recibió el nombre de “La Ronda”, asentándome por un lapso de 10 minutos en la “Plaza Grande” o “Plaza de la Independencia”, aquí las personas se reúnen a disfrutar del paisaje y conversar muy amenamente a lo largo del día, lo grandioso de la plaza fue que estaba compuesta por cuatro edificaciones: El Palacio Presidencial, Palacio Arzobispal, la Catedral de Quito y el Palacio Municipal. Un sentimiento curioso nació en mí y pregunté qué significaba la estatua ubicada en el centro, y un patriota quiteño me supo decir que esta obra se llamaba el monumento a los Héroes de la Independencia, el mismo que aludió “El primer Grito de la Independencia” y que fue uno de los motivos por el que se denominó a Quito como “Luz de América”.
Así, el bus siguió el camino, pasando por los últimos lugares del recorrido; La Catedral, lugar en el que nacieron muchas leyendas; y por último el Parque García Moreno, llegando finalmente al punto de inicio, el Bulevar Naciones Unidas.
Pero ese no es todo el recorrido que realicé, porque después de terminar el trayecto en el “Quito Tour Bus”, fui a disfrutar de la deliciosa gastronomía que guarda La Carita de Dios. Siendo las 14:00 p.m. con indicaciones me dirigí a la famosa Mitad del Mundo. Según quiteños se encuentra ubicado en el Valle Equinoccial y es uno de los complejos más visitados en el Ecuador, aunque eso no es lo más destacado, porque su historia, cultura y ancestralidad juegan un papel importante; la genialidad de este sitio, rinde homenaje a las exploraciones científicas internacionales, que dieron como resultado la primera y segunda Misión Geodésica Francesa.
Además, a su alrededor también se encuentran otros lugares por conocer, la historia en la capital, es permanente, viva en cada rincón, todo de Quito te invita a seguir descubriendo aún más de lo que ya sabes; un “Achachay”, “¿me cachas?”, “a lo bestia”, “del fructas”, son solo unas cuantas palabras que podrás escuchar en la bellísima Luz de América, por eso Cultura al Descubierto se ha enamorado de uno de los destinos más representativos del Ecuador.
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